Por Tomás Piñero, activista y voluntario de salud mental en Fundación SOYCOMOTU
Una sociedad necesita crear, plasmar su esencia en los anales de la historia. El arte y la literatura son fragmentos de esa identidad, de esa esencia que hace única a una nación, a sus gentes.
Letonia es un país relativamente desconocido para el ciudadano de la Europa occidental. Es un país que ha sufrido inestabilidad política a lo largo de su historia, cayendo bajo dominio extranjero durante siglos. Durante la Segunda Guerra Mundial, Letonia fue ocupada por nazis y soviéticos para ser convertida en república socialista anexada a la URSS hasta su caída en 1991, cuando logró su independencia.
Letonia es un país joven, una sociedad históricamente cimentada en sus valores rurales y la familia. Los horrores de la guerra, la ocupación soviética y la reciente modernización marcan sus obras literarias. Toda obra es un producto de su contexto y a la vez algo único que debe ser apreciado individualmente. La mente de un autor siempre estará influenciada por sus vivencias, su historia vital afectará su visión del mundo y de la sociedad y se verá reflejado en su arte. Así ha sido para la literatura letona en una tierra marcada por grandes dificultades, conflictos y por sus tradiciones y valores que se han mantenido a lo largo del tiempo.
Muchos autores se vieron obligados a vivir en el exilio durante la ocupación rusa. Estos autores plasmaron tanto las tradiciones letonas como las de sus países de destino en sus obras. Una literatura marcada por el existencialismo y la introversión. Algunos autores importantes son Alberts Bels, Garlieb Merkel o Viktor Egilitis.
Letonia ha traído al mundo una literatura introvertida, fruto de su esencia. Pero ¿Qué es la introversión? La introversión es un rasgo de personalidad. El cerebro de una persona introvertida funciona de manera acelerada, por lo que necesita de pocos estímulos y se sobrecarga rápidamente. Una persona introvertida se sentirá más cómoda en ambientes tranquilos, pasando mayor tiempo a solas y disfrutando lejos de la multitud y del ajetreo. Una persona introvertida suele ser poco impulsiva, medita bien sus decisiones y es reflexiva. Una persona introvertida posee un rico mundo interior y un carácter reservado, sin que ello implique que sea insegura o que no se adapte a la vida social; más bien indica una preferencia en la manera de relacionarse consigo misma y con los demás. Una persona introvertida no tiene por qué ser tímida, puede ser tímida o atrevida, según su perfil de personalidad.
Y, por supuesto, no es malo ser introvertido, tampoco ser extrovertido o tímido, todas las personas somos diferentes. Cada persona es única y es saludable aceptarnos como somos para disfrutar de nosotros mismos y de los demás.