Por Raquel Hita
No me gusta hablar, en este caso, escribir sobre mí. Pero, a veces, es necesario para darse cuenta de que así puedes salvarte y salvar a otra persona.
Tampoco me gusta contar mis luchas internas, ya que sé que éstas podrían ser peores y que otras personas luchan cada día con más fuerza, pero me ayuda a darme cuenta que por pequeña o grande que sea la guerra ésta vale la pena para poder estar bien, porque eso es lo que importa finalmente.
Para relatar mi historia hablaré en tercera persona, ya que no me siento muy cómoda hablando en primera.
Ella siempre ha pensado que, si todo hubiera sido diferente desde que nació, a día de hoy, sería más feliz. Poder tener una madre, ya que la que tiene es preciosa, pero no ha sabido cuidar de ella. Y no lo ha hecho porque se vio abocada al mundo de la drogadicción. También poder conocer a un padre del que nunca sabrá, ya que la abandonó.
Una familia unida eso es lo que ella deseaba, una educación y una guía que pudiera orientarla hacia las cosas positivas de la vida. Una oportunidad de poder ser como ella quería y no como querían los demás. Poder crecer sin maltratos físicos y psicológicos o no crecer en un entorno de drogas, agujas y sufrimiento.
Su escudo y su luz fue su abuela que la mantenía viva en esta lucha, a la que el cáncer le arrebató y a la que nunca olvidará, porque ella aún es una de las razones por la que sigue luchando.
El sueño de tener un buen futuro se vio mermado por la falta de ayuda familiar, que volvía a impedirle ser ella misma y conseguir su ilusión. El preludio de un sinfín de acontecimientos que acababa de comenzar:
Se fue de su casa con 15 años en busca de un futuro mejor, resultando ser otra decepción, apagadas de nuevo sus ilusiones por la traición vivida en el amor y en la amistad.
Una inesperada noticia la llevó a ingresar en el hospital una semana, donde fue operada. Y con mucha fuerza aceptó lo ocurrido.
A pesar de todas estas batallas, ella pone cada día todo su afán para sobreponerse a las críticas hacia su persona y mantener su autoestima firme. Quererse, aceptarse y valorarse como ella es. Porque esa es la única opción que tiene. Esperanza de ser feliz y llegar a ser lo que le gustaría. Sabe ser fuerte y demostrar que puede porque tiene magia, aunque ella crea que no. Y la posee porque nunca ha dejado de querer ser ella misma.
Ella soy yo. Por favor, nunca dejes de ser quién eres y de mantenerte en pie… Y como yo, tú también eres única y sin tu historia no serías esa luz tan bonita que eres.