Por Josefina Pérez
Soy aficionada a las películas basadas en cómics y he leído alguna que otra aventura gráfica por eso he observado cambios en el papel que los guionistas han destinado a las superheroínas y a las mujeres de su entorno desde Superman ( 1978) hasta los actuales films.
Al principio solían aparecer como novias que debían ser rescatadas del villano de turno o bien colegas de equipo con poderes inferiores y en segundo plano, casi meros objetos decorativos. Esto comenzó a cambiar a partir de los años 70, debido al creciente protagonismo de la mujer en la sociedad. Personajes como Wonder Woman, Catwoman, Tormenta, Jane Grey (Fénix), Pícara, Gamora y Viuda Negra consiguieron relevancia por sí mismas. Incluso los dibujantes crearon versiones femeninas de los superhéroes más populares. Así surgieron Supergirl, Spiderwoman y Hulka la prima con sentido del humor, fuerte e inteligente del increíble Hulk.
Las superheroínas no son perfectas, en especial, las chicas de la patrulla X tienen dudas y altibajos emocionales. Al ser mutantes han experimentado desconfianza y rechazo por parte de una sociedad que las teme por la superioridad que emana de sus poderes. Así a Pícara, Jane Grey y Tormenta no les resulta fácil ganarse la confianza e integrarse entre los humanos generando este hecho, conflictos emocionales.
De forma similar al cómic, ocurre en el mundo real con personas que son etiquetadas de diferentes por tener problemas de salud mental y son objeto de prejuicios debido a esa estigmatización. Es el mismo tipo de prejuicios que sufren los mutantes al verse excluidos de la sociedad y recluidos en una academia para comprenderse a sí mismos y controlar esos dones que ellos no pidieron. Sólo pueden enfrentarse a la marginalidad con su capacidad de luchar y hacerse respetar.
A las mutantes se les suma a lo dicho anteriormente, su condición de mujeres que luchan contra las injusticias en un mundo de hombres y por fortuna se las ve fuertes, decididas y tenaces sin nada que envidiar a sus compañeros masculinos. Estas actitudes se reflejan, especialmente, en Jane Grey a la que el guionista Chris Claremont dotó de una personalidad potente y arrolladora transformándola en Fénix Oscura y al igual que este ave mitológica revive una y otra vez no dándose por vencida jamás.
Es de justicia también mencionar a la intrépida, valiente e independiente Wonder Woman que ya se ha convertido en un icono feminista. Creada en 1941 por el psicólogo Willian Moulton Marston inspirada en ideales sufragistas de la época y mitología amazónica, lucha por el activismo a favor de los derechos de la mujer y su poderío es comparable a sus compañeros Batman y Superman. Se le considera un icono feminista popular también por su aparición en la portada del primer número de la revista Ms. (1972) fundada por las feministas Dorothy Pitman Hughes y G. Steinem y por protagonizar su propia serie de TV ( 1975 -1979 ) interpretada por Lynda Carter.
¡¡Arriba el power woman!!
Vivan las mujeres poderosas que sirven de ejemplo en nuestra lucha cotidiana contra las desigualdades. Como veis, si se profundiza, se extrae de los cómics un mensaje muy valioso además de entretenimiento asegurado.
Ilustración por Lucía Celdrán