Por Morhange, reportero del taller de Ocio Creativo
El pasado viernes 24 de noviembre tuvimos una interacción de dos de nuestros talleres inclusivos: Ocio Creativo e Ilustración, Grabado y Novela Gráfica. Un encuentro divertido que tuvo lugar de 17:00 a 18:30 en el Centro Cultural Puertas de Castilla.
Mari Paz Santiago (monitora del taller de ilustración) y Óscar de La Iglesia (co-monitor del Taller de Ocio Creativo) nos ayudaron a ordenar los materiales que llevábamos en las bolsas, mientras los y las participantes entraban y cogían sitio. Gracias a su ayuda pudimos agilizar la clase.
Era la primera vez que Andrea impartía una master class de crochet, así que Mari Paz rompió el hielo explicando a los participantes lo que íbamos a aprender durante la sesión. Tras la explicación, hicimos una dinámica para presentarnos, en la que tanto monitores como participantes nos divertimos pensando en la comida que llevaríamos a una fiesta. Parece fácil, pero tiene truco.
Antes de empezar a enseñarles los puntos de crochet para hacer a sus amigurumis, fuimos pasando por las mesas algunos de nuestros amigurumis para que vieran lo que podrían llegar a hacer con algo de tiempo y empeño. Aquello pareció motivarles para aprender a hacer los suyos propios.
Una vez que tuvieron claro en qué peluche se iban a basar, Andrea les pidió que dibujaran lo que querían hacer para que así tuvieran una guía. ¡ Yo no caí en ese detalle, y pienso que fue un completo acierto!
El diseño de Pou fue el más sencillo para que alguien que acababa de empezar con el crochet fuese aprendiendo algunas de las técnicas básicas. También les comentamos que cuantos más colores llevara su diseño, más complicado sería de hacer, así que les aconsejábamos que, en un principio, no utilizaran más de dos colores.
A continuación, tocaba elegir la lana que trabajarían para confeccionar sus amigurumis. Al principio pensamos en que vinieran y cogieran el ovillo del color que prefirieran, pero como algunos participantes coincidían en colores, les propusimos que eligieran solo un color principal y ya después fueran cambiando para continuar la tarea con los detalles. Algunas madejas eran más difíciles de manejar que otras. Por ejemplo, el ovillo celeste, que se podemos ver en la fotografía de arriba, hacía imposible ver los puntos por el pelillo, cosa que queda divinamente como producto final porque tapa las imperfecciones del proceso, pero se convierte en una pesadilla si pretendes empezar con ella. Así que hubo que sustituirla.
Pensamos que lo ideal sería que empezaran con el punto de anillo mágico, y lo mágico fue que los participantes terminaron aprendiendo a hacer tres técnicas distintas para hacer anillos.
La sesión concluyó con algunos círculos de lana conseguidos y con muchos participantes deseosos de continuar aprendiendo a hacer crochet. El crochet es algo que puede llegar a relajar, por la repetición pautas. Pero cuando estás empezando no hay repeticiones, si no pautas nuevas de las que estar pendiente, lo que te hace mantener la atención. De modo que, si quieres conseguir relajarte haciendo crochet, céntrate en los pequeños progresos que vas consiguiendo.
Andrea salió muy satisfecha de aquella clase y con posibilidades de seguir enseñando crochet. Yo creo que puede llegar a ser una excelente monitora porque ya tiene empatía, pasión por lo que hace y ganas de compartir sus conocimientos: ¡Enhorabuena, Andrea Utreras!