Por los participantes del Taller de Literatura y Escritura Creativa
Fundación SoyComotu
Sesión XVIII. 8 de Abril de 2016. “La próxima vez todo irá más rápido”
La próxima vez todo irá más rápido, ¡no tengo ninguna duda!. ¡Ya está bien de tantos miramientos! Me mostraré tal y como soy. Estoy cansado de querer conquistar a todo aquél que decide acompañarme: ¡Son tan agradables los halagos!. ¿Y quién soy yo?, me pregunto. Sería más fácil, para mí, comenzar descifrando lo que no soy. Las máscaras cubren mi rostro y sin ellas evito mirarme en el espejo:
-Toc, toc- golpeo la puerta que hay ante mí con suavidad.
-¿Quién es?- una voz desconocida irrumpe con firmeza desde el otro lado.
-Soy yo, Mikel- respondo con la intención de ser.
-Pasa; adelante, te esperábamos- … abriéndose, ante mí, una nueva oportunidad.
Por Mikel Quetglas
Sesión XIX. 15 de Abril de 2016. “Sí, se puede hacer con nueve dedos…”
La Piedra
Sí, se puede hacer con nueve dedos. Con la mano de cuatro sujeta un punzón y con la otra un martillo. Golpea la piedra con furia, odiándola, pero solo consigue rayarla. Manifiesta una creciente desesperación por recuperar su tesoro. Unas lágrimas se deslizan con prisa por sus mejillas. Queriendo detener la vorágine de pensamientos que lo atormentan, descarga el martillo con una fuerza inusitada. Al instante, una brecha se abre paso a través de una inscripción que dice: “Tu esposo nunca te olvida, seguí tus pasos y ellos me alejaron de ti”. En ese momento recobra la cordura y comprende que no la encontrará por más que destroce la piedra.
Por Isabel Navarrete
Sí, se puede hacer con nueve dedos, pero mejor hacerlo con diez, si hay elección. Contar hasta nueve, con nueve dedos es ideal, no te sobra ninguno y queda poco lugar para un descuido accidental, en cambio, para cuentas más grandes, las posibilidades de equivocarse se multiplican. Imaginemos, por ejemplo tener que contar hasta 52. Éste no es múltiplo de 9 y, seguramente, mientras leáis estas líneas aún no habréis concretado cuantas veces deberíais abrir las manos y volver a cerrarlas, en cambio, si fuera con 10, …, ¡otro gallo cantaría!.
Hete aquí un hombre acomodado, encadenado al costumbrismo.
Por Mikel Quetglas
Sí, se puede hacer con nueve dedos. Ese es tu empeño, pero por ahí no paso. A mi me sobrará con una mano. Es todo lo que necesitaré para cerrar de un portazo el paso a todas tus artimañas.
Insistes en que me quieres, que no puedes vivir sin mi. Pero eres una persona tan posesiva que llegas a asfixiarme. Parece que quisieras convertirme en una marioneta. ¡Déjame un soplo de aire! – te imploraba. Pero no escuchabas.
Aquí al soplo de los cuatro vientos te dejo esta nota. Búscate a otro. Ahora me voy, no me esperes.
– Sí, se puede hacer con nueve dedos, ahora la gente joven incluso se da un martillazo en el meñique -comentó con tono morboso y preocupado a la vez.
El ciego tragó saliva atónito:
– ¿De veras? ¿Juraría que lo suelen hacer con las dos manos?
La tendera casi aullaba:
– Es otra moda estúpida de esas, como la de tatuarse la piel cuando se quema el sol o la de insertarse cosas en los ojos.
– Sí, la verdad es que el ser humano tiende a la autodestrucción pero nunca había llegado a tener esa celeridad -dijo el ciego.
Por David Moreno
un comentario
Nieves Martínez Hidalgo
Enhorabuena a todos! Un abrazo veraniego