Por David
Participante del Taller de Literatura y Escritura Creativa
Fundación SoyComotu
Transcripción:
Yo creo que la existencia del ser humano es un desinterés del caos, una coincidencia, un capricho de los emperadores de los dioses, esta sensación vertiginosamente abrumadora, que me hiela el alma y me arrasa como un tornado, se amaina cuando pienso en nuestra condición de dioses y de diablos, de artistas y de estatuas. Pues estamos sumergidos en un mar donde la materia circundante es historias, felices o tristes pero llenas de belleza a su manera. La belleza se puede percibir incondicionalmente, es la mente la que marca las pautas de la aprehensión de determinado objeto y no al contrario. En ciertos instantes donde mi ser anulado se estremece bajo la influencia de la más intensa tristeza, incomprensión y miedo, vienen a mi memoria historias, que actúan como una pátina de calor y de luz casi mágica, una de esas historias la narraré a continuación:
Desde que nací, mi abuela paterna me ha mimado, cebado y malcriado. No es una historia muy compleja, pero ahora que he crecido, me gustaría rendirle un pequeño homenaje, he de decir que a mí nunca me ha faltado nada, gracias a mis padres y mis hermanos, pero mi abuela con su ternura, sus anécdotas propias del realismo mágico y su sabiduría ha cubierto de pétalos mi alma. Sus actos me asolan y me llenan de gratitud, de todos los dones me colmas de amor y ternura.
¿No es eso la belleza más pura y brillante?
Te quise, te quiero y te querré con la mirada más alta que las nubes.