Un Lienzo de sueños
“Tendiendo Puentes”
Por voluntario de la Fundación SoyComotu
“…Un barrio como otro cualquiera ¿podría ser el mío? ¡Qué más da! ¿Acaso todos los barrios obreros no son iguales? Efectivamente, grises, tenues azules y un rojo vivo que en su palidez da una pobre nota de color. Camino observando y, a veces, me elevo como un globo.
¡Subo! ¡Subo! Una niña, dando la espalda a su sombra, me mira desde su bicicleta. Asombrada, frena para ver mejor lo que está pasando. ¿No me creéis?
Giro la cabeza a ambos lados esperando ver cómo los vecinos, asomados a sus ventanas, me examinan de forma inquisitiva, con desconcierto. Pero no hay nadie… un par de prendas de vestir (no sé si de hombre o de mujer) cuelgan harapientas acartonándose al sol. Enormes ventanas vacías escoltan la calle. Desnudas, sin cortinas ni macetas, vomitan su soledad sobre mí. ¡Da igual! ¡La niña lo contará! Los borrachos y los niños dicen siempre la verdad… ¿La tomarán por loca?
¿Qué fue de la comunicación? Hubo una época en que las gentes balbucían en el desayuno por las mañanas; enhebraban por las tardes antes de la siesta; charlaban por las noches en las puertas de sus casas; susurraban en las madrugadas…
¿Qué queda de todo eso? Un viejo telégrafo de vasos de plástico que hace mucho tiempo niños como aquella usaban para comunicarse entre los pisos y los patios. Ahora, utilizados para tender, se cuarteaban malogrados de su nuevo oficio.
Mientras, yo sigo subiendo…”.