Por Luisa Barceló vicepresidenta de la Asociación del Trastorno Bipolar “El Ascensor”, Licenciada en Química, Doctora en Física y Profesora de Educación Secundaria, madre de dos hijas de 3 y 5 años
En Rusia los trocitos en la ensalada son, pequeños, los desniveles de energía potencial en las montañas, grandes. Así de primeras, no puedo decir mucho más. Tras un año de mi diagnóstico, trastorno bipolar, muy a mi pesar, tampoco puedo decir gran cosa. Puedo decir que bipolar es una palabra muy chic, y que mucha gente asegura serlo. Con ese término se puede poner un lazo muy resultón a los cambios de humor cuando, en tono jocoso, se hace alusión a que son bruscos. Sin embargo, si subimos el nivel, y lo denominamos trastorno maníaco depresivo, se hace mutis por el foro y los grillos ponen la banda sonora. Porque nadie quiere ser un maníaco, que avasalle con sus asociaciones laxas e incongruentes a la peña. No es tan jocosa la verborrea incesante, es agotadora para el oyente. Diazepam 1-1-2 para el parlante.
Cuando estás en una fase eufórica, es inevitable, y lo peor es que es como montarte en un monopatín, impulsarte fuerte aproximándote a una cuesta. Sabes dónde empieza el discurso, pero no controlas a dónde llega. Dudo mucho que alguien sueñe con pasar por una depresión, y perder las ganas de vivir, literal. Observar tu vida como si de un cinexin se tratase, y tener la percepción de que no puedes intervenir, y eres un autómata. La fase depresiva es la que prefieren tus familiares, porque la exaltación les resulta temerosa. Lo que no saben es que ésta es la más dura, pues pierdes el sentido de pertenencia y el de utilidad, y si te mantienes en pie es gracias a, pues no lo sé la verdad.
Y yo, que soy muy dada a los balances, pues en este aniversario quiero agradecer y maldecir, oigan tengo un diagnóstico que avala los contrastes. Agradezco que me hayan dicho qué es lo que me pasa, vivía en la incertidumbre dolorosa de sentirme extraña. En el oasis pudoroso, y bastante caro dicho sea de paso, de la psiquiatría privada. En la angustia alternante. Maldigo no saber cómo puede afectar esto a la psique de mis hijas. Está todo en mi conducta se supone. Vaya, mis actos dependen de mis emociones y mi pensamiento. Las primeras son indomables, los segundos muy traicioneros. Tratamiento eutimizante de por vida, señorita. Siga su viaje por la montaña rusa, pero, evite siempre una recaída.
7 Comments
Nieves Martínez-Hidalgo
Enhorabuena Luisa por este texto tan honesto y necesario y por tu labor en la defensa de los derechos de las personas con trastorno bipolar
Luisa Barceló Hernández-Gil
Muchas gracias Nieves
Mireya Martínez Fernández
Me ha parecido muy bueno Luisa y espero que sigas escribiendo sobre Trastorno Bipolar o sobre lo que desees porque te expresas de maravilla. Enhorabuena
Luisa Barceló Hernández-Gil
Muchísimas gracias Mireya
Chelo Ariza Copado
Muy interesante Luisa la forma de describir tus vivencias en tu mundo bipolar, expresando tu incertidumbre respecto al indomable control de tus estados de ánimo y sintiendo que tú eres la responsable de evitar subidas y bajadas animicas . Sigue así de fuerte!
Beatriz López Morales
Gracias Luisa. Me he sentido muy identificada contigo. Al leerte he sentido como si me mirase a un espejo
Nieves Martínez
Me alegro de que fuera así, Beatriz