Por Lucía Marco, psicóloga, máster en psicología de la intervención social y coordinadora de programas en Fundación SOYCOMOTU
Este lunes 21 de marzo de 2022, la sociedad española vivió un nuevo episodio de estigmatización derivado de la aplicación de términos que hacen referencia a problemas de salud mental a situaciones que nada tienen que ver con ello. El caso a que nos referimos viene desde una figura política. Después del famoso comentario de “vete al médico” de un diputado español hacia otro que hablaba precisamente de salud mental, vuelven a estar los problemas de salud mental en la mesa de la política, pero desgraciadamente desde una perspectiva estigmatizante.
Hablamos de un comentario del presidente de la Xunta de Galicia que, en sus declaraciones, acusa una acción del gobierno como “autista” refiriéndose de manera negativa a las actuaciones o medidas adoptadas por el Gobierno.
Desde Fundación SOYCOMOTU®, nos posicionamos en contra del uso de un lenguaje estigmatizante y discriminatorio hacia el colectivo de personas con problemas de salud mental. Nos parece vergonzoso que desde la política se sigan usando estos términos de forma peyorativa, siendo los políticos figuras públicas que deben servir de ejemplo de comportamiento social. Este tipo de comentarios solo contribuye a difundir una imagen negativa de lo que es una persona con autismo, imagen que nada se corresponden con la realidad de padecer TEA.
Las personas con TEA tratan de luchar en su cotidianidad por un trato igualitario donde no sean marginalizadas ni degradadas. Comentarios de este tipo no hacen más que alimentar una imagen negativa y despreciativa de las personas con TEA, un problema de origen neurobiológico que nada tiene que ver con una simple etiqueta que pueda ser usada para arrojar odio hacia otra persona.
El lenguaje es una herramienta muy poderosa que mal utilizada puede crear situaciones como esta. Condenamos el uso de un lenguaje estigmatizante y discriminatorio hacia las personas con problemas de salud mental. Los medios de comunicación y otras figuras públicas deben hacerse responsables del impacto que pueden tener sus palabras en la ciudadanía y de sus consecuencias.
Basta ya de utilizar el término “autista” como insulto o como herramienta descalificadora. Poseer un diagnóstico TEA no debe ser percibido como algo negativo a ojos de la sociedad, sino como una característica más del ser humano, con peculiaridades como cualquiera, siendo parte de la diversidad de la humanidad que nos enriquece a todos/as.