Taller de Radio, conoce Taller de Cocina.
Por Rubén, Ruth y Antonio José.
Monitores del Taller de Radio
Voluntarios de la Fundación SoyComotu
Una calurosa tarde de viernes, los alumnos del taller de Radio, Creatividad y Comunicación Audiovisual se dirigieron rumbo al mercado de Verónicas, para realizar su primera interacción con el taller de Cocina. Allí, en el aula gastronómica, un espacio en el corazón del mercado, donde éramos alcanzados fácilmente por aromas embriagadores que emergían de los puestecillos vecinos, se encontraron los alumnos de ambos talleres. ¿Algo pasaba?, algún ingrediente se había extraviado, pero por suerte, en un lugar con tanta materia prima, fue fácil de sustituir. Tras unas tímidas presentaciones, nada mejor que ponerse manos a la obra, y así fue como alumnos y monitores se dividieron en 4 grupos.
Los alumnos de radio tenían como ejercicio documentar los procesos que debían seguirse para la elaboración de los platos. Y cómo si de un programa tipo “Top chef” se tratase, hacer de la grabación algo lúdico y entretenido.
El ambiente no podía ser mejor, alumnos y monitores rápidamente empatizaron, enfrascándose en una animada charla sobre cocina y temas varios. Deseosos de empezar a trabajar, solo faltaban las instrucciones de nuestro “Chicote” particular, el monitor del taller, que mesa por mesa daba las instrucciones. No eran recetas cerradas y precisas, puesto que se requería, probar mucho y compensar los ingredientes con el más determinante de los jueces: “el paladar”. De esta forma, los alumnos tenían libertad creativa, y elaboraban los platos estilo del “chef de cada mesa “y no de forma mecánica.
Un aroma a verdura y especias envolvía el aula, desde los garbanzos del humus hasta el tomate y pepino de la ensalada. Los platos estaban en marcha. En la mesa de la ensalada, todo discurría con fluidez. En la del yogur, se sentía la “buena onda”. Entretanto, en las mesas del humus y la ensalada de sémola, las risas y el buen humor parecían formar parte de la receta. Los alumnos cocinaban y se conocían al tiempo.
Una vez terminados los platos, llegó la hora de probarlos. En torno a una mesa alargada, cómo si de la última cena se tratara, nos consagramos a la pitanza. Antes de “abalanzarnos” sobre los alimentos, les pedimos a los participantes que formularan algunas preguntas al monitor de cocina. Así surgieron preguntas tales como: ”¿si fueras un ingrediente, qué ingrediente serías?”, o “¿podrías hablarnos sobre lo enriquecedor y las maneras de compartir en la cocina?” el monitor respondió a todos los interrogantes con la sonrisa en los ojos y pasión en el verbo.
Como broche final, dimos buena cuenta de las viandas que habíamos preparado, los sabores de especias y aceites llenaban nuestros paladares: sabores a nueces y garbanzos. Hasta la ensalada, en apariencia modesta, tenía carácter propio, y un sabor “personalísimo”. Sin embargo, el ingrediente principal que tenían todos los platos, era sencillo y humilde: la cooperación y el amor a lo que se hace con nuestras propias manos. Los platos tenían alma. Y, el monitor, vocación.
Así terminó una tarde de esas, de las que recuerdas durante mucho tiempo….. Dónde aprender, divertirse, conocerse y compartir va de la mano. No es tarea fácil, no es lo común, pero se dio